11 de Junio de 2021

A veces nos encontramos en una situación en la que simplemente no tenemos tanto tiempo para nuestra meditación como nos gustaría. Cuando esto sucede, la solución no es saltear nuestra práctica, sino hacer un sadhana más corto con mayor intensidad. En una meditación breve es especialmente importante hacer un esfuerzo por concentrarse profundamente.

Este principio de intensidad también funciona a nivel físico. Un amigo nuestro recomendó recientemente un libro sobre el ejercicio, llamado P.A.C.E., del Dr. Al Sears. El Dr. Sears comienza el libro con muchos estudios científicos que muestran que los períodos cortos e intensos de ejercicio son muy beneficiosos. De hecho, desarrollamos un mayor volumen pulmonar (un indicador importante de salud), músculos y huesos más fuertes y mejoramos la capacidad cardiovascular al hacer ejercicio intensamente durante 12 a 20 minutos que con esfuerzos más prolongados y moderados. La esencia de su sistema es simple. Realice breves períodos de actividad cada vez más intensa, separados por períodos de recuperación. Cualquier tipo de ejercicio que le cause falta de aliento servirá. Asegúrese de aumentar gradualmente, especialmente si no está comenzando en buena forma física.

Cuando el tiempo es corto, podemos aplicar el mismo principio de intensidad a la meditación. En esos días, es útil incluir otras prácticas espirituales durante el resto del día. Swami Kriyananda solía contar una historia encantadora sobre esto.

Hubo un devoto que nunca se perdió su meditación matutina de tres horas. Esto, por supuesto, molestó al diablo, que decidió que tenía que actuar. Le dijo a su ayudante diablo: “Mañana asegúrate de que el hombre se quede dormido para que no tenga tiempo de meditar”.

Después de haber llevado a cabo este plan, el asistente le preguntó al Diablo si quería que él hiciera lo mismo a la mañana siguiente. “No”, dijo el diablo con un suspiro. “Mañana, asegúrate de despertarlo a tiempo para que pueda hacer su meditación habitual”.

“¿Pero por qué?” preguntó el diablillo perplejo.

El diablo respondió: “Normalmente, después de la meditación, ese hombre simplemente se ocupa de sus asuntos. Pero, hoy, pasó todo el día pensando en Dios y pidiéndole disculpas. Preferiría que meditara durante tres horas y luego se olvidara de Dios que que pensara en Él todo el día “. Swami siempre se rió mucho con esta historia.

Una forma de pensar en Dios a lo largo del día es tomar un canto simple y dejar que se repita en el fondo de tu mente. Periódicamente, cuando pueda, dedique toda su concentración. He estado haciendo esto últimamente cantando internamente “Jai Guru” y “AUM Guru”, que es lo que Swami Kriyananda me dijo que repitiera después de que le pregunté si debía tomar un mantra.

Por supuesto, no debemos hacer una práctica de meditaciones breves. Es importante que le demos prioridad a nuestra búsqueda espiritual y le dediquemos tiempo. A diferencia del ejercicio físico, no nos agotaremos con esfuerzos espirituales más prolongados. Como dijo Paramhansa Yogananda en su gran poema místico, “Samadhi”, “Mediante una meditación más profunda, más larga, sedienta y dada por el gurú, llega este samadhi celestial”.

Terminaré con una de mis demandas de oración favoritas del libro de Paramhansa Yogananda, Susurros de la eternidad: “Oh divino escultor, cincela mi vida”:

“Cada sonido que hago, deja que tenga la vibración de Tu voz. Cada pensamiento que pienso, que se sature con la conciencia de Tu presencia.

“Deja que cada sentimiento que tengo brille con Tu amor. Deja que cada acto de mi voluntad se impregne de tu divina vitalidad. Deja que cada pensamiento, cada expresión, cada ambición, sea adornado por Ti.

“¡Oh Divino Escultor, cincela mi vida según Tu diseño!”

Con gozosa devoción,

Nayaswami Jyotish