Una enseñanza esencial del camino espiritual es, como dijo Swami Kriyananda, “¡Di ‘SÍ’ a la vida!” Cuando se te presente la oportunidad de hacer algo positivo, siempre te beneficiarás si estás de acuerdo. Al principio, sin embargo, la Madre Divina puede mantener bien disfrazado el beneficio.

Aquí hay una historia interesante que rara vez he compartido. Una vez, aproximadamente un año después de conocer a Swami Kriyananda, me dijo: “Un estudiante en una de mis clases me preguntó si podía compartir algunas de mis experiencias en la India y se ofreció a montar una sala. ¿Te gustaría venir y ayudar? ” Por supuesto que estaba feliz de ir, siempre buscando formas de estar en compañía de Swamiji.

Cuando llegamos a la sala, descubrimos que era solo una habitación grande en un edificio deteriorado en lo profundo de la sección Haight-Ashbury de San Francisco. Esta zona era bien conocida como el centro del movimiento hippie y este lugar estuvo a la altura de esa reputación. Estaba sucio, lleno de almohadones en el suelo y había una docena de personas descuidadas, muchas de las cuales obviamente habían estado consumiendo marihuana. Una vibración más opuesta a Swamiji, sería difícil de imaginar.

Pero el había hecho una promesa y estaba decidido a cumplirla. Instalamos nuestro proyector de diapositivas y Swami comenzó a mostrar diapositivas y hablar sobre la India. Después de unos diez minutos, la Divina Madre debió haber decidido que ya era suficiente y nos rescató. Cortó la energía y la habitación se oscureció. Después de que se encendieron algunas velas, Swamiji explicó que no podía continuar y nos retiramos apresuradamente.

¿Hubo una lección positiva aquí? Para mí, siempre he visto esa noche como un excelente ejemplo de la voluntad de Swami Kriyananda de hacer todo lo posible para difundir las enseñanzas de Yogananda y su compromiso de por vida de cumplir su palabra. Ahora, veo un tercer beneficio: puedes escuchar una historia interesante de los días en que Ananda todavía estaba en su forma etérica, y todavía era un sueño por nacer.

A menudo, el trabajo de difundir la luz lleva a uno a lugares que son menos que agradables. Paramhansa Yogananda se quejaba de tener que volver a casa noche tras noche, después de enseñar, con el pelo y la ropa saturados de humo. Sin embargo, con su estilo inimitable, lo convirtió en una oportunidad espiritual, diciendo que se había dado cuenta de que la Madre Divina también estaba en el humo, y que nunca más lo molestó después de eso.

Un hilo común aquí es que servir como canal de luz requiere una gran disposición de nuestra parte. Deberíamos, como Gyanamata, la discípula más avanzada de Yogananda, “Di que sí y hazlo rápido”. Sin embargo, también debemos utilizar el discernimiento. Sería una tontería decir que sí a tantas cosas que nos llevan a la oscuridad. ¿Cómo podemos diferenciar entre una influencia positiva y una negativa? Aquí hay una clave simple: una oportunidad positiva siempre te llevará hacia la expansión, la unidad y la armonía, mientras que una influencia negativa generará mayor conflicto, falta de armonía y egocentrismo. Al final, servir a la luz nos convertirá en seres de luz.

Paramhansa Yogananda nos dio esta hermosa oración para ayudarnos a decir que sí. “Deja que las olas de Tu poder bailen en el río de mi actividad. Así como Tu estás inteligentemente ocupado creando átomos, flores, universos, enséñame a estar alegremente ocupado siempre.´´

En tu servicio,

Nayaswami Jyotish