21 de Octubre de 2022

Me llamó la atención la hermosa placa en la pared de la casa de nuestros amigos. Estábamos en Chandigarh con una familia sij que son discípulos de Paramhansa Yogananda. Nos recibieron con tanta amabilidad y calidez que pronto nos sentimos como en casa.

La característica más destacada de la placa que me llamó la atención fue un llamativo dibujo del Templo Dorado de Amritsar, el lugar más sagrado para los sijs. Sin embargo, lo que más me llamó la atención fue un pequeño poema al final:

No veo extraños, no veo enemigos; Miro a todos con buena voluntad. . . .
El Amado habita en todos. Contemplando esta maravilla, florezco de alegría.

Estas palabras fueron escritas hace casi quinientos años por el gurú Arjan Dev, el quinto gurú del linaje sij. Fue él quien construyó el templo sagrado de Amritsar y quien creó la primera versión del libro sagrado sij, el Gurú Granth Sahib, que se encuentra allí. Este texto sagrado es una colección de su propia poesía y la de otros en la línea de diez gurús sij, así como de varios santos hindúes y musulmanes.

Emocionada por el dibujo del magnífico templo y esas hermosas palabras, me quedé atónita al leer acerca de la conclusión de la vida de esta gran alma: En 1606, el Gurú Arjan fue torturado hasta la muerte por el emperador mogol invasor Jahangir.

“Qué poco ha cambiado el mundo”, pensé. Aquí estamos todavía hoy con hindúes contra musulmanes, musulmanes contra cristianos, cristianos contra judíos; con el racismo contra los negros; con un partido político contra el otro; con una nación contra otra: la lista podría seguir y seguir.

¿Cómo puede esto terminar alguna vez? Es sólo por la elevación de la conciencia. En las enseñanzas de la India, el término “maya” se usa para denotar “ilusión”. Para traer todo a la manifestación, Dios dividió Su conciencia infinita en pares de opuestos, creando luz y oscuridad, bien y mal, alegría y tristeza, masculino y femenino.

El significado literal de “maya” es el “medidor”, lo que divide el todo indiferenciado en partes aparentemente diferentes. La tensión creada por estas dicotomías nos mantiene absortos en el juego de la vida, hasta que nuestras almas se cansan del ciclo interminable entre opuestos en conflicto. Entonces anhelamos darnos cuenta de la unidad subyacente de todas las cosas, en la que vemos la Conciencia Única detrás de las muchas formas.

Creo que, contrariamente a las apariencias actuales, la raza humana se está moviendo hacia esta perspectiva superior. El sufrimiento personal y global nos está ayudando a ver que cuando uno está oprimido, todos estamos oprimidos; cuando uno pierde su seguridad o su libertad, la perdemos todos. Esta toma de conciencia debe llegar a tiempo, porque en esencia no estamos separados unos de otros. Dios manifestó a cada uno de nosotros a partir de Su propia conciencia; todos somos igualmente partes de Él.
Hace algunos años, un amigo nos regaló una edición original del libro de poesía de Paramhansa Yogananda, Canciones del alma, que estaba firmada por él personalmente. Su inscripción dice: “Hay un aliento que da vida a todas las tierras extrañas y forasteros. Bajo un mismo cielo vivimos vigilados por Un Padre. Con mis bendiciones, Swami Yogananda, 20 de octubre de 1924”.

Que todos despertemos a esa conciencia en la que, bendecidos por un Padre, no veamos extraños.

Con esperanza,

Nayaswami Devi