Anoche tuve un sueño con Paramhansa Yogananda. Estos son relativamente raros para mí y siempre son espiritualmente importantes. No quiero contar todo el sueño: las bendiciones son preciosas y por lo general, es mejor guardártelas para ti. Compartirlas suele diluir su poder. Pero hubo un pequeño segmento en un sueño más largo, que me siento inspirado a compartir con ustedes.
En el sueño, le había estado haciendo preguntas al Maestro sobre mis deberes y en un momento sentí que había ido demasiado lejos. Me disculpé y agregué: “Swamiji me decia en ocasiones que estaba demasiado loco”.
El Maestro no respondió a esto directamente. La impresión era que pensaba que una disculpa era completamente innecesaria. Lo que sí dijo, sin embargo, fue esto: “Cuando estaba dando tantas conferencias durante mis viajes, tenía que mantener mi mente ocupada gran parte del tiempo”. Lo que estaba implícito era que hubiera preferido pasar el tiempo en unión con Dios. Pero no hubo indicios de arrepentimiento. Solo me estaba explicando que ese era su dharma en esa vida y me animaba a aceptar el mío.
Hubo otro aspecto de su respuesta, de nuevo, más en sentimientos que en palabras, que fue muy tranquilizador. Esta es la razón por la que siento compartir la experiencia. Me estaba haciendo saber con amor y ternura, que cumplir con el deber de uno, es absolutamente esencial para lograr un progreso espiritual. Y que Dios se complace en aquellos que lo hacen.
La mayoría de nosotros tenemos deberes y responsabilidades. A menudo hay una impresión subconsciente persistente de que sería mejor abandonarlos y concentrarse en encontrar a Dios. ¡Pero Él está en todas partes! Abandonar nuestros deberes y responsabilidades es abandonarlo a Él, más bien, tratemos de verlo en nuestro servicio.
Cuando rechazamos algo o alguien, rechazamos a la Madre Divina, que es cada átomo de la creación. Si menospreciamos a alguien, criticamos a Dios, que está desempeñando ese papel. Rechazar componentes de tu vida es rechazar la forma en que la Madre Divina juega a través de ti. La esencia del camino espiritual, es deshacernos de la ilusión de que estamos separados de Dios y la forma más rápida de avanzar, es aceptar la vida exactamente como es y estar agradecidos por lo que venga.
Por encima de todo, la sensación del sueño, fue la seguridad del Maestro de su comprensión y apoyo amorosos. Ahora está usando este blog como un canal también para brindarles su apoyo incesante a todos ustedes.
Yogananda nos recordó estas verdades cuando terminó su hermoso poema “¡Dios! ¡Dios! ¡Dios!” con estas palabras:
“Al despertar, comer, trabajar, soñar, dormir,
Sirviendo, meditando, cantando, amando divinamente,
Mi alma tarareará constantemente, sin que nadie la escuche:
¡Dios! ¡Dios! ¡Dios!”
Con amorosa tranquilidad,
Nayaswami Jyotish
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